El pueblo que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay que equilibrar el comercio, para asegurar la libertad. El pueblo que quiere morir, vende a un solo pueblo, y el que quiere salvarse, vende a más de uno. El influjo excesivo de un país en el comercio de otro, se convierte en influjo político. La política es obra de los hombres, que rinden sus sentimientos al interés, o sacrifican al interés una parte de sus sentimientos.(1)
(1) Martí Pérez, José. “La conferencia monetaria de las Repúblicas de América”. En: Obras Completas. Tomo 6. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. 1975. págs. 155-167
De Felix Edmundo Díaz @feddefe editor de La Mala Palabra