#Cuba, hoy es un día feliz. #CincoHéroes #TenemosMemoria

Por Felix Edmundo Díaz @feddefe*

Hace unas horas, la gloria de cinco personas cupo en un grano de maíz, pero su expresión externa fue la de hincar en sus viriles pechos la estrella correspondiente al Título Honorífico de Héroe de la República de Cuba.

Desde 1998 hasta el 17 de diciembre del pasado año, la vida de todo cubano verdadero se inundó del dolor de las madres, esposas, hijos e hijas de estos cinco hombres, quienes sabiéndose poderosos de la información que poseían jamás claudicaron, porque nunca serían suficientes las horas “en solitario” o “en el hueco” como para hacerlos “quebrar”, ellos, a pesar de las cientos de miles de misivas que recibieron de todas partes del mundo, quizá y solo quizá, no hayan podido imaginar que tras esas líneas y pensamientos, incluidos los que no llegaron a recibir, hirvió la envidia sana de millones de hermanos que estuvieron dispuestos a asumir su lugar.

Siempre he sabido que “fuera del agua cualquiera nada bien”, pero el sentimiento expresado lo he escuchado de muchas personas a mí alrededor, desde un ingeniero hasta un médico (ahí los tenemos luchando contra el Ébola) con una definición invariable sobre el valor de nuestros hermanos.

Lo que estos hombres hicieron merece el reconocimiento que recibieron para premiar su valor, su capacidad de resistencia, su lealtad y fidelidad a toda prueba.

Este es el momento en que me escudo con una simple verdad: es extremadamente difícil hablar (escribir) de nuestros héroes sin que, cada cuatro palabras, detengas el tecleo porque un vocablo no te parece lo suficientemente justo para describirlos.

Por ello reciban Gerardo, Ramón, Fernando, Antonio y René la estrella que toda la justicia del mundo les hizo merecer.

Por pequeñas y humildes que sean sus palabras, siempre serán los Cinco Héroes, así los abrazó este pueblo y así los recogerá la Historia… para dicha y orgullo de todos los cubanos.

 Nota: Como este blog es “La mala palabra”, me defeco (una vez más) en la madre de Joan Lenard…

*Editor del blog La Mala Palabra