Estos son de los que hacen la vida bella
Por Félix Edmundo Díaz @feddefe*
Este es uno de esos días en que amaneces con la idea fija de que la vida no siempre es como reza la línea que encabeza estas ideas, sino pensando que la vida es una mierda…
Hoy enterré a un hermano, ese tipo de hermano que no viene atado a los, imposibles de escoger, lazos genealógicos, sino ese hermano que tú eliges, ese con el que desanduviste parte de tu vida, particularmente esa porción tiempo en la que piensas, sin evaluar posibilidades reales, que te vas a comer el mundo.
Al Vlado (como le decíamos) lo queríamos todos los del grupo, ese grupo de hermanos que anda dando tumbos hace más de cuarenta años, el mismo grupito que con apenas 17 años dio un salto para pasar de “esconder y lucir el bozo” a “afeitarse todos los días”, bueno hasta el día (años después) que descubrimos (en realidad debe haberlo hecho un “indisciplinado” con autoridad para “traducir”) que el reglamento decía “correctamente pelado y afeitado”, pero no prohibía el uso del bigote, se imaginarán que, a partir de ahí, menos el modelo Chaplin-Hitler, comenzaron a pulular los bigotes desde los estilos D’Artagnan (mi Francés es malo) hasta los de Budioni (mi Ruso es mejor).
Pero bueno, siguiendo por donde iba, recuerdo que una noche en la escuela, después de, cual macho de la época, liarme a trompadas dos veces con otro compañero, el Vlado se me acercó para alertarme que el sujeto siempre tenía, escondido debajo de su colchón en la litera, una tranca, y como soy “alérgico a la madera” salí disparado para el albergue a fin de, en un acto de prestidigitación, hacer “volar” el madero desde el tercer piso. Por supuesto que siempre le agradecí al pecoso por “la luz”…
Pasaron los años y yo (recién divorciado) me tomé unas vacaciones, entonces el Vlado que, en ese momento “pinchaba” en uno de los miles de cayos que rodean nuestra Isla, me “invitó” a pasarme una semana “en su trabajo”. Reconozco que la pasamos de “puta madre” y comimos el mejor enchilado de langosta que haya probado… hoy lo puedo decir porque han pasado casi 29 años y debe haber prescrito la acción, bueno lo digo porque me da la gana, ya que en esa época no estaba regulada su captura.
Como pueden ver, los verdaderos hermanos no necesitan de muchas anécdotas para sentirse cercanos.
Recuerdan que les dije al principio que la vida era una mierda, bueno, pasado mañana mi padre cumple 77 años y lleva dos llorando su cumple, no porque los años le pesen tanto (y en verdad, ya le pesan), sino porque ese mismo día de 2013 otro gran amigo nuestro fue un momentico a la misa, y el viejo no se permite celebrar su onomástico.
Ven porque, a veces, la vida es una mierda, mientras estas cosas nos ocurren siguen desandando el mundo unos cuantos asesinos de multitudes (como lo son cualesquiera de los presidentes norteamericanos vivos, creo que quien menos clasifica es Carter y en su gobierno también hubo planes de magnicidio contra nuestro Comandante en Jefe), cientos de miles de asesinos, mercenarios, terroristas, apátridas y serviles, a los que, caprichosamente o por no aplicar la Ley del Talión, les hemos permitido vivir.
Claro que a estos últimos, la humanidad los recordará tal cual cabrones fueron.
Seguiremos luchando para que la vida sea bella y doliéndonos cuando nos sucedan estas pérdidas.
*Editor de La Mala Palabra.