“Ay, Obama, Obama…”. #Cuba #USCuba #EEUU

 

Por Félix Edmundo Díaz @feddefe*

Recién, Mr. President nos sorprendió con una intervención en la que reitera el interés de govUS# por la apertura, antes de la Cumbre de las Américas, de las respectivas embajadas en su país y Cuba.

En el orden personal, y siempre en ese orden, no sé cuál es el apurillo del ¿Premio Nobel de la Paz? por lograr este resultado, salvo que haya hecho alguna apuesta al respecto.

Es cierto que mi gobierno no ha condicionado las conversaciones, pues durante mucho tiempo la única condición que exigió fue la del diálogo sin condiciones y, hasta donde conozco, ha honrado este principio, y está claro, sin necesidad de que Mr. President lo repita cual papagayo, que la normalización de las relaciones entre nuestros países no es tarea fácil.

Para empezar, la apertura de una embajada como regla trae consigo la de una o varias oficinas consulares, trámites que hoy corren por cuenta de las respectivas Oficinas de Intereses; si nos ubicamos geográficamente en Cuba, los funcionarios norteamericanos no tendrán ningún problema para garantizar, en cuanto a economía, el funcionamiento de sus oficinas, pues irían al BFI, Bicsa o cualquier entidad del BNC, o del BBVA, o de la entidad bancaria que escojan y podrían hacer sus operaciones y, en el supuesto caso que, desde allá, les quieran aplicar las “leyes del bloqueo”, pueden optar por solicitar los giros a través de la Western Union y sanseacabó.

Aaah! ¿Pero como harían los diplomáticos y funcionarios consulares cubanos en los Estados Unidos? Por lo pronto, ahorita tendrán que llevarles el dinero en “cubalses” o “chillonas”, porque los bancos, en ese país, no quieren procesar las operaciones de nuestras oficinas por temor a represalias derivadas de las leyes que sustentan el bloqueo económico, comercial y financiero que mantienen los Estados Unidos contra Cuba y contra la voluntad de otros 162 países de nuestra “querida, contaminada y única nave espacial” como dice Walter Martínez.

Este tema de los bancos atraviesa por todo el entramado de leyes anticubanas (léase Congreso y el lobby repleto de HPs – ver concepto en el artículo sobre el acaparamiento – y de otros pseudocubanos) de ahí la dificultad para enderezar el entuerto, pero quitar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo es, relativamente, más fácil.

¿Por qué Mr. President no acaba de emitir una orden ejecutiva para que el Departamento de Estado excluya a Cuba de dicha lista?

¿Por qué John Kerry aún no cumple la indicación que le diera su Mr. President el 17 de diciembre del pasado año?

¿Quieren verdaderamente los Estados Unidos normalizar sus relaciones con Cuba o desean mantener con “respiración asistida” la ignominiosa inclusión de Cuba en esa lista negra?

La respuesta es sencilla: La exclusión de Cuba de esa puta lista, donde nunca debió estar, hace estallar por los aires el argumento con el que los Estados Unidos sustentan el bloqueo a nuestro país.

Entonces, Mr. President no siga diciendo lo de “abrir embajadas antes de la Cumbre”, porque se me puede antojar que quiere introducir condiciones en el diálogo y podemos, digo, puedo ponerme perretú y empezarle a recordar que tenemos que hablar y resolver “la ocupación ilegal de nuestro territorio en Guantánamo”, “las compensaciones multimillonarias por más de 50 años de agresiones y bloqueos” y contando…

Mr. President, Mr. President, tome aire y ajústese el cinto un “huequito” más para atrás, vaya como decimos en Cuba, “póngase macho” y acabe de sacarnos de la jodía lista que lo demás irá tomando su cause.

*Editor de La Mala Palabra.

 

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