“Ay, Obama, Obama…” (III). #ObamaYankeeGoHome #Cuba

índicobamae

Por Félix Edmundo Díaz @feddefe*

Mr. President, hay que ser extremadamente hostil o inimaginablemente idiota, o las dos cosas a la vez, para pensar y decir (quiero creer que fuera: leer y repetir) que la República Bolivariana de Venezuela es una “amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos”.

Señalaba que deseaba creer que usted “leyó y repitió” lo que otro escribió, aun cuando sé que le gusta (y domina) el arte de la oratoria, ya que, conociéndolo como una persona inteligente, no lo imagino “generando burradas” propias de algunos ex presidents de cerebros aletargados, de ahí que mi primera sugerencia vaya dirigida a que usted, inmediately, convoque a una reunión de sus asesores principales, los forme en una sola línea y les “revise el fondo”, porque le aseguro que a la mayoría de ellos les “expiró la fecha de consumo”, de ser así, usted sabe lo que tiene que hacer, solo le recuerdo que los bote en los depósitos para “elementos no reciclables”, porque esa gente no sirve ni para abono.

En el supuesto caso de que algunos (por la fecha de vencimiento) todavía puedan ser consumidos, cámbielos también, porque de seguro están contaminados.

El asunto es sencillo: a nadie, en su sano juicio, se le ocurriría pensar que los venezolanos quieren agredir a los Estados Unidos y, por otra parte, cualquiera con dos dedos de frente (vaya que sea tan imbécil como W. Bush Jr.) se daría cuenta que son los Estados Unidos los que amenazan a Venezuela.

¿Por qué Venezuela?

Bueno, es cierto que los venezolanos son “un mal ejemplo” porque han demostrado que existen otras formas (no precisamente capitalistas) para lograr un futuro de prosperidad, porque los venezolanos están presionando en la OPEP para que los precios del crudo tomen su justo valor, porque, aun depreciado el petróleo, han mantenido sus compromisos con los países del ALBA-TCP, porque si sube el precio del petróleo la obtención del crudo mediante fracking iría a la guillotina por sus efectos medioambientales, según señalan sus detractores, en fin, porque quieren lograr en Venezuela lo que no pudieron alcanzar, en más de cincuenta años de guerra económica, comercial y financiera contra Cuba.

Pues bueno, aquí le regalo una idea: ¿Cree usted que su demostrada hostilidad hacia Venezuela, país al que queremos como a un hermano, le facilitaría el diálogo con Cuba?

¿Cree usted que el pueblo y gobierno cubanos abandonarían al pueblo y gobierno venezolanos a su suerte?

Mr. President, olvídese de “las lecciones de historia” que algún día recibió, ni tome como ejemplo historias de abandono de unos países a otros; en la historia de esta Isla, los hijos e hijas de su pueblo jamás han abandonado a aquellos que, en los momentos más difíciles, nos tendieron su mano amiga. Cuba nunca abandonará a Venezuela, en Cuba se cuentan por cientos de miles, sino millones, los que estarían dispuestos a morir por la causa de Venezuela y recuerde que sin buscar las guerras, aquellas que “nos han encontrado” las hemos sabido ganar.

Haga aunque sea un mínimo esfuerzo porque lo recuerden como el primer afroamericano
President of the United States, como el Premio Nobel de la Paz (que nunca hizo nada para
merecerlo), pero no como el Mr. President que cometió el craso error de atacar a Venezuela. Hoy todos somos Venezuela.

Un último apunte, al mencionar su condición de afroamericano, en su caso con más ingredientes de afro que otros ciudadanos negros de su país, recordé que, en su intervención del 17 de diciembre de 2014, fue reiterativo señalando que discutiría con Cuba sobre los derechos humanos y democracia; bueno, resulta que cuando traduje su discurso al “idioma cubano” señalé que, mientras usted pronunciaba ese día sus palabras, seguramente (al propio tiempo) oraba porque la policía de su país no le disparara a ningún otro afroamericano… parece que sus oraciones no fueron escuchadas, porque la policía ha tiroteado a otros tres jóvenes negros.

Como ciudadano de este mundo, sé que nada sucede por error, amén de las decisiones
absolutorias de los jurados y jueces venales de su país, por ello le aconsejo que cuando vaya a salir a la esquina de la White House, se consiga un AK 47, se monte en La Bestia con dos chalecos antibalas y se haga proteger por los marines seals (recuerde que su Servicio Secreto, últimamente, se ha dedicado a los tragos y las putas) y, por sobre todas las precauciones, cuídese de los policías no vaya a ser que con las prácticas “de tiro al blanco”, digo, “al negro”, se estén ejercitando para lincharlo a Usted… y después, echarle la culpa a los venezolanos o a los cubanos.

Mr. President, como a usted le gusta repetir algunas frases cubanas, le regalo una cubanísima para la ocasión: Si quiere joder, vaya a que le den por el c…

*Editor del blog La Mala Palabra

 

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