Por Félix Edmundo Díaz @feddefe*
Todos nosotros sabemos con cuanto heroísmo y sacrificio el pueblo de ese país logró resistir las agresiones externas y el inmenso desafío de erradicar la miseria, el analfabetismo y los problemas sociales crónicos. Hoy día, Cuba y Fidel Castro pueden sentirse orgullosos de ser en nuestro continente, tan empobrecido por la deuda externa, un ejemplo de justicia social.
Paulo Evaristo Arns
Cardenal brasileño
¡Impresionante! Es la primera palabra que se me ocurre cuando un poco de egoísmo y otro de escepticismo me impidieron imaginar cuán inmenso podría resultar SS en el encuentro vespertino con los jóvenes cubanos.
Seré extremadamente breve, ya que cualquier análisis extenso de lo allí sucedido solo serviría para empañar la magnífica noche que se regalaron entre sí el Santo Padre y los jóvenes.
Tras una flaca intervención de un joven que sigue caminando ‘al lento paso’ de la Iglesia Católica cubana, tomó la palabra SS Francisco e inmediatamente sugirió imprimir el texto que traía consigo para el momento y difundirlo con posterioridad, optando por sostener una comunicación libre de los ‘marcos’ de una hoja de papel con esa juventud que esperaba ansiosa escucharle.
Fue sencillo (como siempre), locuaz sin altisonantes términos, directo como suele hacer en sus intervenciones (recuerden aquello de ‘haber ido muy lejos a buscar un Obispo para Roma…’), con una sinceridad que conmueve por desacostumbrada y se mezclaron sus palabras con los gestos de aprobación de quienes le escuchaban y se hizo el milagro de hacer desaparecer la efímera amargura por alguna que otra frase mal escogida (o escogida ex profeso para joder) del que le antecedió en la palabra.
Francisco (creo que puede llamársele así a quien, amén del respeto que inspire, se muestra sinceramente familiar) dio una lección de honestidad y justicia, estimuló a los presentes a seguir construyendo esta patria que denominó como el sitio de encuentro, a fomentar los valores de la familia como célula de la sociedad (no había escuchado de un alto representante de la Iglesia Católica algo tan parecido a la tesis de Federico Engels) y no es que el Papa sea marxista o comunista ni nada que se le parezca, aunque bien le asistiría el derecho de creer en lo que quiera, y seguir sirviendo a los pobres, los humildes y los enfermos y fustigando al Capital como lo ha hecho hasta ahora.
En fin, el recuerdo es grato, placentero y estimulante, solo haría falta que la jerarquía eclesiástica de Cuba ‘se monte en el mismo tren’, porque les resultaría muy incómodo aceptar que el pueblo cubano, creyentes y ateos crean en el Papa, sus palabras y acciones, pero les cueste entender a sus representantes en el terruño.
A usted SS Francisco le deseo una vida saludable y fuerzas para que continúe en su lucha, que no difiere mucho de lo que pretendemos los revolucionarios en Cuba.
Disfrute de Holguín y su Loma de la Cruz y de Santiago de Cuba y El Cobre, que su visita a Cuba será inolvidable.
Difícilmente haya usted experimentado tanto calor humano por centímetro2 de superficie como el que sintió en La Habana… deje que llegue a Santiago de Cuba.
Que el Señor lo proteja, que los ateos nos encargaremos de desearle todo lo bueno del mundo.
*Editor de La Mala Palabra.