Por Conte Nieves*
No es noticia para quien ha seguido los acontecimientos internacionales que fue nombrado desde marzo de 2013 un Papa Latinoamericano en el Vaticano. Sin embargo, el hecho requiere de énfasis: Tenemos un Santo Padre latinoamericano.
Lo significativo es que El Colegio Cardenalicio se enfocara a dejar de nombrar Jefes de la Iglesia Católica a cardenales europeos y orientara su selección hacia Latinoamérica.
Con anterioridad Juan Pablo II, un sacerdote polaco que participó en la Resistencia contra el fascismo, llegó al Vaticano para ponerse al frente de la Curia Romana. En los inicios de su gestión estuvo cerca de los intereses del gobierno norteamericano. Los analistas políticos llegaron a valorar que Juan Pablo II fue una respuesta al Socialismo, sistema que años después se desplomó, en una “Tercera Guerra Mundial” en la que el Imperialismo norteamericano y sus aliados, incluyendo probablemente al Vaticano en esos años, no tiraron ni un disparo ni tuvieron una baja. La URSS y el resto del Campo Socialista se desintegraron para bien de los que siempre tuvieron esa enfermiza intención obsesiva. Juan Pablo II después tomó otra orientación y llegó a exponer el concepto de “globalización de la solidaridad”, se declaró en contra del bloqueo a Cuba y dejó de ser bien visto por las gobiernos norteamericanos.
Su Santidad Benedicto XVI fue el siguiente Papa. Un sacerdote alemán, que renunció a su cargo, dando espacio a una nueva selección papal. No sé si fue casualidad o causalidad de su salida del Vaticano, que entre una de sus primeras medidas estuvo el querer controlar y reformar al llamado “Banco de Dios”, el Banco del Vaticano. De paso recomendamos ver el documental de Telesur sobre ese tema, ya que es extraordinariamente interesante a efecto del conocimiento de los intríngulis de la Iglesia Católica.
Los Papas anteriores a Juan Pablo II y a Benedicto XVI, que sepamos, fueron italianos. Todo parece indicar que la italianización de la Santa Sede llegó a su fin. Toca a los especialistas explicar las causas. La Iglesia Católica trata de mantener su existencia desde hace varias décadas.
Los europeos, como es lógico tienen su visión europea del mundo. Ese es el viejo continente. De allí salieron nuestros colonizadores, quienes en esa época convirtieron a todos los habitantes de las tierras que pisaban en católicos.
Y ahora tenemos al Papa Francisco, quien por sus proyecciones, declaraciones y la última Encíclica Papal, muestra profundos intereses y preocupación por las cuestiones esenciales de la Humanidad. Poco tiene que ver el Papa Francisco con sus antecesores. En esta línea de pensamiento llegamos a valorar, que su Santidad tiene que cuidarse porque está rompiendo esquemas y sus códigos no coinciden con los intereses de las grandes potencias. Al punto que la cadena Fox News, posterior a su gira por Ecuador, Bolivia y Paraguay en este 2015, lo calificó como “el hombre más peligroso del mundo”.
El otro asunto es, cuál será la dinámica interna del entramado conspirativo de la Curia Romana. Lugar no exento de diatribas, conflictos y contradicciones como cualquier otro lugar, aunque sea la casa de Dios. ¿Estarán en la Curia Romana en la línea de pensamiento del Papa Francisco o este recibe o recibirá presiones para que ajuste su proyección?
¿Por qué reaccionan los poderosos de esa forma contra el Papa Francisco? ¿Qué ha dicho que tiene movilizado a la derecha internacional y asombrados a quienes cada día lo vamos admirando más?
Con un Papa así, si son inteligentes, lo primero que se salva es la Iglesia. Después vienen todos los otros beneficios en base a su mediación autorizadísima.
Aprovecho parcialmente las informaciones aportadas por el programa “Cruce de Fronteras” de Telesur, para transmitir algunas ideas comentadas sobre el Papa, expuestas por la especialista Silvia Riveiro, invitada recientemente al programa mencionado.
Comentó Silvia, que la última Encíclica Papal, como documento ordenador y sistematizador de los temas de más importancia para el trabajo de evangelización de la Iglesia, recoge aspectos no enfocados con anterioridad por otros guías del Vaticano. Una Encíclica que en esta oportunidad no está dirigida solo a los creyentes católicos.
Forman parte de la mencionada Encíclica, entre otros temas:
• La crisis de la diversidad.
• La crisis del agua.
• La crisis de la biodiversidad.
• La alusión a los pueblos aborígenes.
• La mención a los campesinos.
• El enfoque sociedad – medio ambiente, visto como cuestiones que no están separadas.
• El criterio de rescatar el medio ambiente.
• La concepción de la necesidad de realizar un cambio estructural en la sociedad.
Explicó Riveiro, que el Papa Francisco se reunió e interactuó con los movimientos sociales de las Tres T; que significa, sin techo, sin trabajo y sin tierra. En una de esas reuniones, sentó a su lado al presidente Evo Morales, en su condición de representante de los pueblos indios. Según la especialista, nunca la Iglesia Católica se había acercado de esa forma a los movimientos sociales.
Pero hay más. El Papa Francisco en sus homilías se pone al lado de la causa de los pobres. Reconoce el gravísimo problema de la destrucción del planeta a partir del dominio del mismo por parte de una minoría. Y hace referencia a la gente que hoy sostiene el mundo.
Ha dicho que los Tratados de Libre Comercio son tratados para explotar países enteros y ha criticado la codicia.
Dijo la especialista que dentro de Estados Unidos de Norteamérica las manifestaciones del Santo Padre han causado preocupación. Por ejemplo, el candidato republicano Jeb Bush ha dicho que “el Papa no le va a decir lo que tiene que hacer”. Hay quien ha llegado a expresar que el Papa Francisco está pidiendo una Revolución. A esos políticos patológicos norteamericanos no se les puede escuchar mucho ni prestar atención, porque tienen extraordinaria ignorancia y desprecio por la Humanidad.
Al analizar por nuestra parte estos contenidos y luego de haber visto y escuchado a su Santidad el Santo Padre en su visita a Cuba, nos preguntamos si estamos en presencia de un Papa de “nuevo tipo”. Hasta aquí los contenidos del programa de Telesur mencionado.
Tenemos Papa latinoamericano y Europa comienza a escuchar la proyección un Sumo Pontífice, que por lo general, inmediatamente que ocurren en el mundo las matanzas realizadas por drones o esos extraños estallidos sociales inducidos por las grandes potencias en determinados países, está presente su palabra, clamando por la paz y la justicia. En su visita a Cuba habló de una “Tercera Guerra Mundial por etapas”.
Su Santidad es miembro de la orden Jesuita. Una orden que se invoca bajo la espiritualidad de San Ignacio de Loyola. Esto implica que el Santo Padre es de regio carácter y de pensamiento inteligente. Está formado por los ejercicios ignacianos, los que exigen disciplina y férrea voluntad. Esa es la formación del Papa Francisco.
Una orden, la jesuita, que ha tenido y debe tener muchas corrientes: de derecha, de centro y de izquierda. Una orden respetada por todos dentro de la Iglesia Católica. Tuvo la orden Jesuita su mártir en la lucha latinoamericana, el padre Espinal.
Cuanta alegría nos embargó cuando su Santidad Francisco beatificó a monseñor Arnulfo Romero. Con ello rindió homenaje a las monjitas también asesinadas en El Salvador. Cuando se mencionan sacerdotes al lado de los pobres hay que recordar al Padre Camilo Torres Restrepo. Seguro un día también la Iglesia hará justicia a su memoria.
Nos queda orar, incluso los no creyentes, porque el Papa Francisco logre cumplir la misión que Dios le ha encomendado al frente de la Iglesia Católica Universal. Al ponerse al lado de los pobres y los humildes, tendrá enemigos en los círculos de poder y eso es extremadamente peligroso.
Tenemos Papa latinoamericano en el Vaticano y la esperanza que sea guiado por el buen camino por el Señor, evitando que la impudicia y la injusticia le hagan daño.
No quiero en esta ocasión, dejar de agradecerle como cubano en el exterior, a Su Santidad el Papa Francisco, su extraordinaria y callada mediación para la libertad de los Cinco antiterroristas cubanos y Héroes de la República de Cuba. Ese fue un acto de buena fe formidable. Incluya esa acción suya dentro de las grandes obras de bien que Ud. ha hecho. Gracias. Sepa que tiene a su favor a un grupo de no creyentes que desde cualquier lugar en el que nos encontremos en el orbe, a nuestro estilo, oramos por Ud.
*Colaborador de La Mala Palabra.