Por Conte Nieves*
Breve resumen del artículo anterior:
Mi pretensión es utilizar las propias palabras del autor del libro para hacer reflexiones y comentarios… pueda la propia Ana Belén Montes, aporte sus criterios”
Scott W. Carmichael, “el más alto investigador de contrainteligencia de la DIA, quien convenció al FBI de investigar profundamente las actividades de MONTES”.
Es una obra que persigue enfatizar que “Cuba es un gran peligro para la Seguridad Nacional de Los Estados Unidos de América”… una idea que da risa y llega a ser hasta cómica, si no estuviéramos hablando de algo tan serio.
Otra arista del libro es evitar que los norteamericanos solidarios con Cuba asuman el temor de hacerlo.
Belén Montes, de acuerdo a esta obra, es el único miembro de la Comunidad de Inteligencia condenado por espionaje a favor del gobierno cubano. Expresión esta última que sustituyo por: “solidarizarse con el pueblo cubano”. ¿Pero finalmente señor Scott, son muchos o es la única?
En realidad, es Estados Unidos de Norteamérica el verdadero peligro para la seguridad nacional de nuestros países.
Ana Belén Montes… ¿Por qué se solidarizó? Porque la política de las administraciones norteamericanas con la Isla es hostil.
Son los políticos norteamericanos los que han traicionado al pueblo norteamericano.
Lo que para Ud. es traición, para mí es solidaridad.
Ana Belén Montes… ¿Participó en planes de atentados contra los dirigentes norteamericanos?, ¿organizó sabotajes a fábricas, escuelas e instituciones?, ¿sus actos dieron lugar a que perdieran la vida otros seres humanos?, ¿posibilitó la explosión en pleno vuelo de alguna nave norteamericana?, ¿aportó información para realizar infiltraciones y exfiltraciones en Estados Unidos de Norteamérica?
Señor Scott usted y sus colegas están en una gran contradicción. Están defendiendo lo equivocado.
El primer comentario sobre Ana Belén Montes trató de definir un concepto de partida y planteamos la interrogante: ¿Revolucionaria o espía? Nuestra respuesta fue revolucionaria. Y no se trata de un juego de palabras. Mal estaríamos si desarrolláramos este combate de ideas, a partir de malabarismos gramaticales. La cuestión es de esencias.
Jurídicamente Ana Belén Montes, dada su condición de funcionaria civil del gobierno de Estados Unidos de Norteamérica, al entregar secretos en su acto de solidaridad con Cuba, violó las leyes norteamericanas. Visto hasta ahí, Scott y el resto de los investigadores, la Fiscalía y el Tribunal, tendrían razón. La interrogante es por qué una persona en los Estados Unidos de Norteamérica actúa contra su gobierno.
Quiero recordar que varios científicos norteamericanos en la década de los cuarenta, colaboraron con la Unión Soviética, entregándoles informaciones sobre los trabajos que se hacían para fabricar la bomba atómica. Lo hicieron en un acto humanitario, cuando se percataron que esa arma en manos del gobierno norteamericano era un gran peligro. Einstein se arrepintió de haber contribuido a la fabricación de la bomba atómica. Los esposos Rosenberg entregaron sus vidas para tratar de evitar la repetición del holocausto que ocurrió con el lanzamiento por parte del gobierno norteamericano de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. De paso digo que ha sido Estados Unidos de Norteamérica el único que ha lanzado un ataque atómico contra otro país. ¡Que gente!
De lo que se trata es de la defensa de la Humanidad, que incluso va más allá de Cuba. ¿Jurídicamente los científicos norteamericanos solidarizados con la URSS y los Rosenberg, son condenables? Y los norteamericanos enviados a buscar información sobre los nazis, ¿son entonces también condenables? Tengo entendido que en jurisprudencia el motivo de la actuación es importante valorarlo.
En este orden de ideas, surge la pregunta ¿Cómo defenderse del agresor? Poniéndonos en su posición señor Scott, comprendemos que usted defiende enfermizamente la sociedad norteamericana, rectifico, al gobierno gringo, que no son la misma cosa. En esa defensa se le escapa el sentido de la actuación de Ana Belén Montes.
Cuando usted dice: “Porque la verdad es que ANA BELÉN MONTES fue una agente extraordinaria y no, con toda seguridad, otra espía más. Los casos habituales de espionaje tienen mucho menos impacto sobre la seguridad nacional”, usted está fabricando “su caso” y manipulando la información con intencionalidad o por desconocimiento. ¿Es que usted no sabe que existen en los Estados Unidos de Norteamérica, verdaderos espías a sueldo, que han actuado dentro de la Comunidad de Inteligencia de ese país? La lista no es corta y algunas de las sanciones a ellos han sido de menor cuantía que la impuesta a Ana Belén Montes.
Comento al respecto varios aspectos para que usted desinfle su librito y valore con objetividad los hechos. En la literatura de la especialidad (Contrainteligencia) la década de los años 80´s en Estados Unidos es conocida como la Década del Espía. Se dice que 117 agentes fueron detectados en labores de espionaje contra Estados Unidos en el período comprendido entre 1945 y 1990. La mayoría de estos no por motivaciones de solidaridad, ni por el bien de Humanidad.
En los Estados Unidos de Norteamérica, el gobierno gringo ha revisado y ajustado las sanciones de varios detenidos. Lo ha hecho en ocasiones por conveniencia política, como ha ocurrido con casos relacionados con Israel. Su socio en el Medio Oriente. Sin embargo, con Cuba la posición ha sido distinta. ¿No creen que pudiéramos pensar que hay ensañamiento por tratarse de la Isla? Así fue como actuaron con los Cinco Héroes Antiterroristas. Pudieron haber decidido devolverlos y enviarlos para Cuba en una nave aérea. Pero no fue eso lo que ocurrió.
Para Ana Belén Montes se valoró la pena de muerte y tuvo que negociar para ser sancionada a 25 años. Lleva 14 años en prisión y no se ha modificado su sanción, pero se trataba de Cuba; ese país con el que ahora se establecen relaciones. Se introduce una idea, ¿puede el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica, modificar la sanción de Ana Belén Montes? Claro que puede. ¿Qué piensa usted señor Scott?
Según el señor Scott, Ana Belén Montes “mantenía informado al Gobierno cubano. No sólo reveló a Cuba secretos de EEUU, sino que también influyó en lo que pensábamos que conocíamos sobre Cuba”. Es interesante esto último. Porqué tiene Scott que calificar lo que llama influencia. Sería una influencia positiva, para lograr esto a lo que ahora se ha llegado. Una influencia para que reconocieran la realidad de la no peligrosidad de la Isla, del no apoyo al terrorismo ni al narcotráfico. Si fue así, Ana Belén Montes tuvo un actuar honesto, limpio, bien intencionado.
Comento al señor Scott, a sus colegas del FBI, a la Fiscalía y al Tribunal, si es real todo lo que ustedes dicen, me pueden explicar, ¿dónde se materializa el daño de Belén Montes? ¿Hay alguna acción de Cuba a partir de la supuesta información aportada por Ana a la Isla, en la que se evidencie que Cuba perjudicó al gobierno de Estados Unidos de Norteamérica? Díganme una acción ofensiva que se haya realizado. Enuncien un muerto, un herido, un desaparecido como resultado de esas informaciones. ¿Cuál es el daño?
Usted mezcla en este asunto la cuestión del derribo de las avionetas del 24 de febrero de 1994. Esa es harina de otro costal. Lo que dice que Ana hizo con respecto a este asunto, desde nuestra posición, lo hizo para buscar se ganara claridad sobre la realidad de ese hecho. Claro, ella por su forma de pensar, no iba a identificarse con las p… intenciones de Hermanos al Rescate con Basulto y su comparsa. El gobierno de Estados Unidos de Norteamérica sabe cuál es la verdad de ese caso: Una provocación para crear más fricciones. Y una respuesta clara: Con Cuba no se juega.
Señor Scott, los fenómenos se analizan en contexto. Nos hubiera gustado que su escrito tuviera más objetividad. Hay personas especialistas en su materia por acá en Europa, con los que he hablado y piensan que usted hizo su trabajo, pero en el libro se perdió. Me aclaran estos amigos, que no es usted, que la cosa es más arriba. El asunto era poner a Cuba en una situación difícil e incómoda internacionalmente. Agregan estos amigos, que usted, en todo el regodeo de la historia de cómo llegó a Ana, está encubriendo las verdaderas fuentes que dieron lugar a que pudiera fabricar “su caso”. Dicen ellos que eso es así. Que se actúa de esa manera.
A mí me parece que viendo las cosas más fríamente y transcurridos estos años, usted señor Scott y sus colegas del FBI, junto a la Fiscalía y el Tribunal y en el marco de las relaciones de Cuba con Estados Unidos de Norteamérica, unido a la valoración de que Ana es una patriota, que lo que ha hecho es salvar a ese país y no hacerle daño, deberían evaluar la revisión de su causa. Se haría justicia.
Este jodido país, Cuba; y lo de jodido no es pura palabra, es que lo han estado fastidiando y chingando (como dicen los mexicanos) durante años, llegó hasta aquí porque se ha sabido defender de Gringolandia y por la solidaridad de mucha gente como Ana con la Isla. De no contar con gente así nos hubiera sido más difícil poder existir.
Vamos a trabajar en aras de que revisen la causa de Ana Belén Montes.
Señor Scott, esto no se ha acabado aquí, continuará.
*Colaborador de La Mala Palabra