
Por Félix Edmundo Díaz @feddefe*
En unos pocos días, cuando las manecillas del reloj arriben a las 00.00 horas del 13 de agosto, estaremos de fiesta, pues Fidel cumple años…
Pero, ¿cuántos años tiene Fidel, es cierto que cumple 90 años?
Según dictan las costumbres y las matemáticas, si nació en la precitada fecha de 1926, en este 2016 cumple 90 años, mas, a fuer de ser honesto, me cuesta creer que un ser humano sea capaz de:
- Hablar de Jesús de Nazaret, o Jesús El Nazareno, o Jesucristo (el hombre) como si lo hubiese conocido; le describe en su humildad y preocupación por el hombre, o como profeta, sin pensarse a sí mismo como uno de los más grandes visionarios de todos los tiempos y que, por demás, ha superado las marcas de multiplicar los panes y los peces, las letras y los estudios, las medicinas y la salud para millones y millones de seres en el planeta.
- Disertar sobre los acontecimientos de la Revolución Francesa, cual si la hubiese vivido, y recrear a Robespierre, Danton o Marat, en sus ideas, sentimientos y contradicciones.
- “Diseccionar”, cual mágico taxidermista, la lógica y los más oscuros pensamientos de Alejandro Magno, Julio César, Nerón, Napoleón y Hitler, y discursar sobre los aportes de unos y los errores de todos ellos; hacer lo mismo sobre sus peores enemigos y los fallidos intentos por aniquilarlo, sin el más mínimo atisbo de odio.
- Discursar y deleitarse conversando sobre Céspedes, Gómez, Maceo y Martí, cual si hubiese compartido sus ímpetus y combates, dolores y alegrías, como lo hiciera con Camilo y el Che.
- Explicar las ideas y tesis de Marx, Engels y Lenin, cual si hubiese intercambiado y compartido con estos los borradores de sus obras.
- Debatir con sólidos argumentos tesis sobre los alimentos, las medicinas, las siembras, el pastoreo, la biología, la historia universal y los procesos sociales con la misma maestría usada para dirigir una guerra, una batalla o un combate, incluso a 14 000 kilómetros de distancia, dictando los movimientos a través de un radio y, aún así, obtener la victoria.
- Sobrevivir a una amenaza nuclear, a unos 638 planes de atentados y a quienes los idearon y financiaron, y al empuje de la “maquinaria” bélica y propagandística desplegada por 11 administraciones del Imperio, sin haber renunciado jamás a uno solo de los principios.
- Ser admirado y creído por ateos, católicos, ortodoxos, protestantes, santeros, paleros, abacuás, babalawos, musulmanes e hinduistas, sin haber trasmitido sus ideas a punta de lanza o azotes.
- Ser querido por miles de millones de mujeres, hombres y niños, y respetado y temido por sus enemigos.
- Jugar baloncesto y pelota hasta las cinco de la madrugada, para luego, seguir trabajando.
- “Palear mezcla” en una construcción, cortar caña, enfrentarse a los ciclones, asistir a una zona en medio de disturbios públicos y, con su sola presencia, restablecer el orden.
- Soportar el dolor por la ausencia física de seres que amó y lo amaron, de los que cayeron en combate, de los torturados, desaparecidos y de las víctimas del terrorismo para ofrecerle a los familiares, en el consuelo de sus palabras y gestos, la esperanza de justicia y un mundo mejor.
Y él, grande en su físico (poco más de seis pies) y gigante en todo, absorto siempre en pensar en nosotros, ustedes y ellos, antes que en yo o en mí, solo tomará conciencia de la fecha cuando algún cercano lo felicite, o cuando, “devorando” informaciones y noticias, se percate de un titular o una marquesina deslizándose por la parte inferior de la pantalla del televisor, o sus ojos “tropiecen” con un material fílmico, o un editorial de cualquier rotativo del mundo reseñando el onomástico y, quizá, solo quizá, en ese momento levante la vista y dedique algunos milisegundos a recorrer su existencia para, tras una leve sonrisa de ojos, devolverse a la tarea de salvar a la humanidad.
Si yo no fuera ateo me sentiría en la obligación de creer que Fidel es el Elegido o el Mecías y, aunque sé que millones de creyentes en el mundo lo ven así, prefiero pensar que Fidel ha vivido varios siglos, pero el 13 de agosto cumple 90 años.
19 de abril de 2016
*Editor de La Mala Palabra.
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