Por Conte Nieves*
Ana Belén Montes transita hacia el año 16 de prisión solitaria, aislada. Llegó Ana al 2017 con la salud afectada, después de la extirpación de un seno. La imagino asida a la vida, con imágenes en su mente que muestran el alba de cada día que nace, siempre llena de optimismo.
Su condición de prisionera del Imperio nos obliga a imaginar todo sobre ella; razón por la cual, una vez más acudimos a su celda para compartir ideas y sentimientos, con la intención de proyectarlos al universo para que sean conocidos.
La entrevista.
CN: Ana, hace varios meses que no intercambiamos. ¿Cómo han transcurridos estos para ti?
ABM: Esta es una prisión para enfermos mentales. Yo disto mucho de tener perturbaciones en mi conciencia, pero el gobierno se enfoca de esta manera por un problema de conveniencia. Les resulta más favorable tenerme clasificada con problemas mentales, eso contrarresta mi imagen ante los demás a la hora de valorarme.
Ellos han reconocido que mi solidaridad por Cuba fue por convicción y no medio dinero alguno y esto me da crédito ante la gente, incluso, no descarto que algún que otro norteamericano me admire. Pero el hecho de haber colaborado con la Isla por identificación política, me distancia del grupo de personas que atraídos por el dinero, buscaron obtener ganancias entregando informaciones a uno u otro país. Ese no es mi caso.
Luego, al gobierno norteamericano le conviene mostrarme con desorden psicológico. Hacen un esfuerzo por desajustarme. No podrán. Trabajo internamente por tratar que esa intención no sea conseguida. Tengo entereza para continuar enfrentando el rigor de la cárcel y llegar a alcanzar mi libertad.
Estos meses como todos estos años me resultan duros, pero no quiere decir que no vaya a continuar día tras día, venciendo las presiones a las que estoy sometida.
El gobierno norteamericano quiere que sobre mi caiga todo lo que se desprende de un confinamiento riguroso. No dejaré que las huellas de las vivencias de la cárcel hagan mella en mí. Es extremadamente apasionante pensar que hay gente en Cuba y fuera de ella, que reconocen y se identifican con la noble causa que yo apoyo. Porque todavía apoyo la causa por la que luché. No hubo ni habrá arrepentimiento.
Fui operada. Estoy recuperada. Es algo a lo que tengo que prestar atención. Tengo confianza que la vida me permita llegar al momento de poder ver un mundo mejor. Mi pensamiento es positivo. Sé que no puedo dar cabida a debilidades y menos en las circunstancias en las que me encuentro. Deseo que todo continúe desarrollándose satisfactoriamente. Sé que hay mucha energía positiva apoyándome en mucha gente y eso es reconfortante. Da fuerzas a mi espíritu. El ánimo y los deseos de vivir y luchar por lo justo se fortalecen. Doy las gracias a todos aquellos que una vez enterados de mi problema de salud se han preocupado por mí.
Les confieso que la prisión es un tránsito difícil en la vida. Aquí me falta la libertad que añoré siempre, porque he sido una persona muy independiente; sin embargo, desde hace muchos años me acostumbré a la soledad, que en cierta medida asumí solidarizándome con Cuba para que las cosas salieran bien. Pero no era una soledad real, porque tenía a cientos y cientos de personas que sabía estaban a mi lado. Esa es una vivencia única de los que decidimos oponernos de una forma u otra a la política de mí país contra aquellas naciones que fueron un día colonia de alguna potencia imperial y hoy son libres.
CN: El compañero Fidel Castro no se encuentra físicamente con los cubanos desde finales del mes de noviembre. ¿Qué criterios te evoca esta situación?
ABM: Conozco el pensamiento de Fidel. Leí parte de sus discursos. Por mi trabajo en el gobierno conocía de la marcha de los acontecimientos en Cuba. Una de las cosas que más hacía era saber de la Isla. De igual forma seguía las noticias de El Salvador, Nicaragua y en general de América Latina.
Pienso en la ausencia física de Fidel y me percato que logró algo extraordinario, el haber influido indirectamente en muchas personas, entre ellas yo, para que nuestras vidas cambiaran. Mis estudios sobre Latinoamérica me acercaron a las problemáticas sociales, económicas y políticas de los países latinoamericanos y en ese acercamiento está la figura de Fidel y el proceso revolucionario cubano.
No soy dada a llorar, pero su ausencia física me entristece. Según palabras de quienes se oponen a las ideas revolucionarias cubanas, “Castro es un dictador”. Este supuesto “dictador” es el primero de los dictadores que se ocupa de los hombres y mujeres humildes, de los pobres, de los analfabetos. Es un “dictador” extraño. Pienso que si existe un tipo de dictador como él, que vengan dictadores para los pueblos. He dicho que conozco bien el sistema político norteamericano y al gobierno de mí país. Pero también, por ser una extranjera amiga de Cuba, en una posición no pública de solidaridad con la Isla, tengo una percepción muy particular del proceso cubano, de Fidel y los líderes de la Revolución.
Tengo confianza en la obra de Fidel Castro. Confío que el pueblo de Cuba y sus líderes continuarán haciendo a la Revolución Cubana invencible.
CN: Fue puesto en libertad Oscar López Rivera, a quien conoces de nombre, pero no personalmente. Es puertorriqueño como tú. ¿Qué evoca en tu mente su libertad?
ABM: Estoy plenamente identificada con él. Ha sentido el rigor de la cárcel por defender a Puerto Rico. Esa, la isla de mi familia; otra de mis islas. Así son los gobiernos de Estados Unidos de América (Norteamérica). Creen que encerrando las ideas estas fenecen, mueren. Oscar es un símbolo de la lucha por la real independencia. Un ejemplo de la resistencia para vencer el ostracismo. Mi Puerto Rico está luchando y ahora con la libertad de López Rivera esa lucha se fortalecerá y posibilitará trabajar más denodadamente por la unidad de los independentistas, de los progresistas, de los revolucionarios en general. Junto a Oscar están los ejemplos de Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda e Irving Flores, ejemplos también de voluntad y tesón. Es por eso que las causas justas vencerán. No importa cuanto tarden. Un día Puerto Rico dejara de ser Estado Libre Asociado, un eufemismo que encubre su condición de colonia aún en el siglo XXI. Por Puerto Rico y Cuba, desde mi celda, haré flotar en el aire, mentalmente, esas dos banderas casi similares. Banderas a las que abrazo junto a la del pueblo norteamericano. Esas son mis banderas. A Oscar le deseo salud para que pueda continuar esta lucha larga.
CN: Ana, es increíble cómo transcurre el tiempo. Tenemos que dejarte descansar y regresar en otra ocasión. ¿Deseas agregar algo antes de marcharnos?
ABM: Decirle a los cubanos que sigo al lado de ellos. Que cuiden el pensamiento de Fidel. No importan las dificultades. Preserven siempre la Isla revolucionaria. Vivo asombrada de ver cuanta solidaridad de ustedes con otros, ustedes que no tienen mucho y siempre han estado asediados.
Quiero agradecer las muestras de solidaridad con mi persona. Me gustaría que en mí país y en otros lugares, la gente conociera como soy, como pienso y las razones de mis decisiones.
CN: Ana, nosotros tratamos de mantener vivo tu nombre y tus ideas. Queremos que te cuides. Tú ya tienes un lugar en la historia de los Estados Unidos de Norteamérica y en la historia del movimiento progresista mundial. Te admiramos. Volveré a visitarte.
*Colaborador de “La Mala Palabra”.