
Por Félix Edmundo Díaz @feddefe1917*
59 años ha que Camilo sigue con nosotros, ese cubanísimo Comandante que primero dejaría de respirar antes que dejar ser fiel a la confianza de Fidel, el mismísimo que dijo que contra Fidel ni a la pelota, el de las constantes bromas a su hermano el Che, el que pasó de aprendiz de sastre a expedicionario del Granma, casi el último de los elegidos, de guerrillero a Comandante e invasor, a héroe de Yaguajay, el mismo que le dijo al Che que le prestaría su sombrero alon para que rindiera a las tropas en Santa Clara, el que a golpe de mandarria abrió un hueco en el muro del campamento militar de Columbia, el de la amplísima sonrisa, ese cuya sencillez y humildad desbordó sobre el tanque, en el que junto a Fidel, atravesaba La Habana, cuando el pueblo le voceaba por su nombre y él, cubano y fiel, señalaba con su pulgar a Fidel, al Comandante en Jefe, a quien derivaba las muestras de cariño que le profesaba el pueblo.
Por todos esos «detalles», Fidel aseguró: en el pueblo hay muchos Camilos.
Esta es mi flor para él, una de las millones que recibe cada año.
*Editor de La Mala Palabra.
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