Ser revolucionario es…

Por Félix Edmundo Díaz @feddefe1917*

Hace algunos días conocí de un evento terrible y me ha sido imposible tomar distancia del sufrimiento ajeno, por cuanto de oscuro y desleal iba arropada la acción que provocó el dolor.

Si el lector cree que he usado muchas palabras para casi ni decir, todavía, nada, créame que me esfuerzo por no usar las «cubanísimas fórmulas» de «malas palabras» que el caso merece, amén de que no cuento con la venia del doliente, por lo que aquí solo va «la seña» sin «el santo»… tampoco «el lugar».

En resumen, un joven directivo evaluó a un trabajador y este, después de aceptar y firmar su evaluación, se «quejó» con alguien y sin indagaciones o análisis previos… la democión del primero.

Al saber de esto vinieron a mi mente, como explosión en cadena, las ideas de Fidel, de Raúl y el Che, sobre la revolución, los valores y la conducta de los dirigentes.

Algunas citas de Fidel:

«[…] Siempre he creído que los fundadores de un proceso revolucionario socialista adquieren ante sus conciudadanos tal autoridad y ascendencia, tales y tan poderosos medios de poder, que el uso irrestricto de esa autoridad, ese prestigio y esos medios puede llevar a graves errores e increíbles abusos de poder […]». (1)

«[…] una decisión que se tome puede estar influida por una serie de premisas erróneas que otros suministran».(2)

Por su parte Raul ha dicho:

«[…] Redoblaremos la constancia y la intransigencia ante lo mal hecho, los ministros del Gobierno y otros dirigentes políticos y administrativos conocen que contarán con todo nuestro respaldo cuando, en el cumplimiento de sus funciones, eduquen, sobre todo eduquen, y a su vez exijan a sus subordinados y no teman buscarse problemas, que por lo regular nadie quiere entrar en ese terreno; no teman buscarse problemas por enfrentar lo mal hecho, porque buscarse problemas es en estos momentos una de nuestras tareas principales para superar todas esas deficiencias que hemos mencionado«.(3)

Por último les deje una corta frase de el Che:

«[…] La Revolución no es para llevarla a flor de labios […]».

Esto no es una denuncia, pues en los temas laborales cualquier reclamo es a instancias del afectado, en este caso, un joven nacido en la Revolución, específicamente durante el Período Especial, y educado en la sencillez y austeridad de aquel momento, valores que se conservan intactos en su actuar cotidiano.

Este es solo mi mensaje de desahogo y reflexión sobre los vicios que aún persisten y que le hacen daño a la Revolución.

Ser revolucionario no es un cargo o título nobiliario, es una actitud ante la vida ajena al favorecimiento de unos y el abuso de poder sobre otros, a la mentira y el compadreo, al menos eso es lo que aprendí de mis padres, de Fidel y Raul.

*Editor de La Mala Palabra.

(1) Discurso en la sesión solemne de constitución de la ANPP, 02/12/1976.

(2) Entrevista concedida a Karel Young, Jimmie L. Hoagland y Leonard Downie, del Washington Post, EE.UU., en La Habana, 30/01/1985.

(3) 18/12/2010

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