Nunca se perseguirá al trabajador honesto, ya sea del sector estatal o del particular, pero al que pretenda enriquecerse de forma ilegal, a ese debe perseguírsele con saña, porque hace tanto o más daño que el enemigo.
A pesar de que los años 90, con sus cuantiosas dificultades, nos golpearon a todos; siempre tuvimos gente que se frotó las manos y se dispuso a pescar en río revuelto. Inescrupulosos que lucraban con las carencias colectivas. Menelao, alias ¨Bola de Yuca¨ adulteró alimentos, abusó de los precios, vendió perro por carnero y gato por conejo.
Lo agarraron con las manos en la masa (de un felino) que se convertiría en relleno para croquetas y aun así tuvo la desfachatez de culpar a la ley que caía sobre él con toda justeza, quejándose de su rigor y protestando por la violación de no se sabe qué derechos. A su primo, Donatien La Arandela, lo sorprendieron más de una vez fabricando y vendiendo cosas, sin la correspondiente licencia y sin pagarle un centavo al fisco, el susodicho también despotricó de mil maneras contra el sistema, culpando al socialismo, como si…
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