Humor dentro de la historia, pero historia al fin debemos enriquecerla y defenderla. Gracias Miguel Cruz Suárez.
Cuando era niño, allá en el terruño cañero donde crecí, dos cosas se decían como lemas de combate o arengas cotidianas: ¨Azúcar para crecer¨ y ¨Sin azúcar no hay país¨, ambas eran grandes y dulces verdades.
La vida giraba en torno a la humeante chimenea de un central. El ingenio con sus vapores y rechinares metálicos, era una especie de tótems al que todo el pueblo agradecía y veneraba. La ronca sirena accionada por vapor, anunciaba las horas de los cambios de turno en la fábrica y era; además, alerta colectiva para el quehacer de todos. Resultaba común escuchar en el argot laboral, familiar y hasta pasional, las referencias al ¨pitazo del central¨
Se hacían citas y pactos que convocaban a una partida de dominó ¨cuando el central pite las siete de la noche¨; a una reunión después del ¨pito de las once de la mañana¨ o hasta recuerdo a…
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