Por Félix Edmundo Díaz* @feddefe1917
Tomé prestado, como otras veces, el título para estas líneas, homónimo de la serie española que transita por su segunda temporada y, aunque mis ideas no tienen que ver con morir y resucitar en el cuerpo de otro, solo quise remarcar, para satisfacción de mis amig@s y decepción de mis enemig@s, que continúo acá con el mismo espíritu del primer día y los trajines de 56 años, aunque WordPress y FB se empeñen en recordarme que hace un tiempo mis amig@s y seguidores de La Mala Palabra no saben de mí.
Por estos días la vida de muchos se nos convierte en un torbellino de gestiones y diligencias: las llamadas telefónicas, por chat, Messenger, etc., etc., etc., a familiares y amigos lejanos, también los recordatorios atados a “cadenas” que cariñosamente me envían, todos los cuales leo o visualizo en el caso de los videos, aunque, inexorablemente, “la cadena” se rompa en mí por aquella costumbre de tener menos que perder que los proletarios del “Manifiesto Comunista”, ya que nací sin ellas; también nos “atrapa” la compra del pedazo de carne de puerco no buscando la mejor oferta, porque en la mente de nuestros vendedores no existe la competencia, sino la cofradía, de ahí que la libra de marrano tenga el mismo elevado precio con independencia de si es canadiense (raza) o criollo, esté acabado de sacrificar o lleve dos semanas en nevera, en resumen, la única lid se desarrolla en ver quien “viola” la mayor cantidad de prójimos, “pelándole” los bolsillos. El remedio para evitar tales abusos es siempre la ponina entre familiares y amigos, así al final nos sentimos menos “agredidos sexualmente”.
“Ultimadamente”, como decía Mario Moreno más conocido por Cantinflas, quien dicho sea de paso, en sus años mozos estuvo enamoradísimo de nuestra inmensa Rosita Fornés, esta situación se ha duplicado en su complejidad, porque como el Papa Juan Pablo II pidió por el 25 de Diciembre feriado para festejar las Navidades (Natividad), ahora se nos ha antojado celebrar Noche Buena y dale a corretear con el puerco de este día y el de fin de año, vaya que nos la pusimos dura y casi por gusto, porque en buena lid nadie sabe a ciencia cierta cuando nació el niño Jesús, ya que si hoy los registros de la OFICODA todavía se hacen a mano, imagino que en aquella época los tallaran en piedra y con tantas guerras, bombas y minas antitanques y antipersonales en esa zona, más el saqueo de las reliquias de esos pueblos no debe quedar nada; algunos dirán, que los chinos inventaron el papel 200 años a.C., y ello es cierto, pero sucede que Jesús, al menos que yo sepa, no nació en China y solo 800 años después de inventado el papel fue que llegó a Japón, tardando otros 150 años en “caminar” hasta Asia central y Europa.
Si alguien cree que en Cuba nos detuvimos en estas nimiedades históricas estaría incurriendo en un error craso, pues en estos lares nos enfocamos en cuestiones de mayor trascendencia, siempre he dicho que el problema de cada quien es “el mayor problema del mundo”, y en este 2018 nuestro colimador apuntó a importantísimos asuntos:
1. Elegirnos un gobierno de continuidad histórica y no ruptura como algunos esperaban, quedando atrás las frases y comentarios insidiosos de la contrarrevolución y los pseudorrevolucionarios, al demostrar nuestro Presidente que la fidelidad al pueblo y la Revolución siempre han de ir acompañadas de la presencia de todos y cada uno de los dirigentes allí donde están los problemas, en una dinámica de trabajo que como Fidel y Raúl emulan con el supuesto don de la ubicuidad de Dios.
2. Llevar a cabo un proceso de discusión del proyecto de Constitución de la República de Cuba en el que millones de cubanos, dentro y fuera del terruño, tuvieron la oportunidad de dar libremente sus opiniones, consideraciones y sugerencias para hacer de nuestra ley de leyes una norma genuinamente nacida del pueblo, sin que ello significase que todas y cada una de nuestras ideas estén allí reflejadas íntegramente lo que sería un imposible, pero garantizando que ella, nuestra Constitución, nos abrigue y proteja como nación en la consecución de los más nobles objetivos y el futuro que queremos dejar a nuestros hijos y nietos.
3. Dar la batalla por condenar, una vez más, el injusto y criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por sucesivas administraciones gringas a nuestro pueblo, y, una vez más, derrotarlos allí, en sus predios, con una votación avasalladora, reflejo de la razón y solidaridad del mundo hacia nuestra causa.
4. Recibir a nuestros #MásQueMédicos que, acompañados del amor brasilero, regresaron a la Patria cuando el odio y el desprecio por los desposeídos calentó la mente de #Bufón-aro y exigió condiciones que la dignidad se niega a aceptar.
5. Festejar, aún en medio de las dificultades, el 60 aniversario de la Revolución para demostrar que Cuba y su pueblo no eran carta de ningún castillo de naipes, que el “fin de la Historia”, acompañado de clarines y repiques de tambor, acá no se escuchó, como les sucedió a esos que “no se han enterado que Carlos Marx está muerto y enterrado” de la canción “Disculpe El Señor” de Serrat, porque sencillamente siguen vivos e incrustados en el ADN de la Revolución.
6. Volver a Fidel siempre, a sus enseñanzas, consejos y premoniciones, a su amor y absoluta confianza en el pueblo para enfrentarse a los más complejos escenarios y salir adelante con esa fe inquebrantable en la victoria.
7. La familia, bueno la familia ahí, al pie del cañón, trabajando, estudiando, echando broncas cuando alguno (me incluyo en la selecta lista) se pone un poco vago en los quehaceres domésticos, pero firme, amorosa y fiel.
Ese fue (es) mi 2018 y, ahora doy dos pasos hacia atrás y me percato que este debe haber sido el mismo 2018 de millones de cubanos, por lo que sería egoísta adjudicármelo sin compartir, es por eso que confío que el 2019 será parecido, sin espacios para el aburrimiento, y, quizá, un tilín mejor, qué más voy a pedir si soy consciente de lo que tengo y, créanme, lucharé sin descanso para no perderlo, porque #EstoyVivo.
¡Feliz fin de año para todos mis amig@s!
¡Feliz aniversario de la Revolución!
¡Un fortísimo abrazo para tod@s!
Félix.
*Editor de La Mala Palabra.