Por Félix Edmundo Díaz* @feddefe1917
Llevo días pensando cómo recordarlo, cuando, amén de su humildad, sus actos hicieron que calara hondo en los sentimientos del pueblo.
Resulta contradictoria la prolífica obra de Almeida en libros y canciones, más de 300, y su parquedad en los númerosos interrogatorios a los que fue sometido, durante las varias veces que le detuvieron, en los que respondía con monosílabos o frases cortas.
Su mejor oración, en el jucio en que se le juzgaba como participante del asalto al Moncada y, ante la sugerencia de si se sentía arrepentido, fue cuando replicó: “No, señor, si tuviera que volver a hacerlo, lo haría, que no le quepa la menor duda a este tribunal”.
Tres años después gritaría, en medio del fragor del combate en Alegría de Pío, aquel contundente: «¡Aquí no se rinde nadie, cojones!», frase que, en ese momento, el Che le atribuyera a Camilo y que, jamás de los jamases, Almeida reclamó, no siendo hasta años después que el segundo jefe de la Revolución, el General de Ejército Raúl Castro, revirtió el error.
Almeida fue el habanero más santiaguero, donde le querían como uno más.
De él escribió Fidel: «Defendió principios de justicia que serán defendidos en cualquier tiempo y cualquier época, mientras los seres humanos respiren sobre la tierra.¡No digamos que Almeida ha muerto! ¡Vive hoy más que nunca!»
#AsiTeRecordamosComandante
*Editor de La Mala Palabra.