Por Félix Edmundo Díaz* @feddefe1917
Pudo ser un domingo cualquiera para millones de cubanos, pero solo 82 sabían que ese domingo se cumplía la mitad de la profecía del jefe de la expedición.
Antes de partir, él, con su acostumbrada voz pausada, había sentenciado: «Si salimos, llegamos, si llegamos, entramos y si entramos, triunfamos», y con las primeras luces del amanecer, atravesando aquel tramo de agua y lodo, desembarcaron, después de 7 días de navegación, los expedicionarios del Granma.
Las inclemencias del tiempo y la decisión incuestionable del jefe de no dejar a Roque detrás, quien había caído al agua, consumieron las horas que imposibilitaron el arribo a Cuba el viernes precedente, ese viernes 30 de noviembre en el que ardió Santiago, llevándose consigo las valerosas vidas de Tony Alomá, Pepito Tey y Otto Parellada, para impedir la simultaneidad de ambas acciones.
Nadie les esperaba y lo sabían por haber escuchado en la radio las noticias del alzamiento, pero ese revés ni el siguiente, tres días después, quebraron la voluntad de los combatientes que de 82 llegaron a ser pequeños grupos dispersos, tras el ¡Aquí no se rinde nadie, cojones! de Alegría de Pío, y solo 12 hombres con 7 fusiles en Cinco Palmas, tropa suficiente para que el líder resumiera en cinco palabras la decisión de completar la profesía: ¡Ahora sí ganamos la guerra!
Aquellos que abordaron un barco de «aspecto ridículamente trágico: hombres con la angustia reflejada en el rostro, agarrándose el estómago. Unos con la cabeza metida dentro de un cubo y otros tumbados en las más extrañas posiciones, inmóviles y con las ropas sucias por el vómito.», según la descripción del Che, habían tocado la tierra ese 2 de diciembre dispuestos a darlo todo por la libertad y ello marcó el nacimiento de las gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias y ese es el legado que, junto al pueblo, hoy defienden.
Por cuanto han hecho a lo largo de este camino, por la lucha contra bandidos, por Girón, por la gesta internacionalista y por velar nuestro sueño, el sueño de todo un pueblo
¡Vivan las Fuerzas Armadas Revolucionarias!
*Editor de La Mala Palabra.
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