
Por Félix Edmundo Díaz* @feddefe1917
Todos los días el mundo despierta, al menos la parte del mundo que duerme, buscando la «nueva buena» solo para descubrir «la última mala»; mi padre siempre decía «la penúltima», el Covid 19 ha demostrado no respetar fronteras, sexo, edades o credos, tampoco filiaciones políticas o ingresos personales, aunque todos sabemos que, en cuanto al dinero, los que mayores fortunas amasan cuentan con las posibilidades de acceder a los mejores servicios de salud y protección.
Y ojalá solo sea esta pandemia el único peligro que amenaza el planeta, pero no es así: un peligro mayor se cierne sobre la Tierra, se llama Donald Trump.
¿Por qué Trump es el mayor peligro mundial?
1. Está diagnosticado psíquicamente inestable, aparte de racista, mitómano, xenófobo, misógino, homófobo y cualquier otro adjetivo que describa el odio o desprecio por los semejantes.
2. De política no sabe un pedo.
3. Es el «commander in chief» de la potencia militar más grande del mundo. (El nombramiento le viene junto con el cargo de #Potus)
4. Se encuentra al final de su mandato y no ha cumplido un carajo de sus promesas de campaña. A saber, el muro en la frontera de México, subordinar a Rusia y China, enderezar a Irán y la RPDC, destruir a Cuba, Venezuela y Nicaragua y mejorar la economía de Estados Unidos, entre otras.
5. No ha lanzado «su guerra», esa que le viene «por plantilla» con la silla de la Oficina Oval, y soberanamente subestimó a un poderosísimo enemigo: el Covid 19.
De las tres primeras no hablaré porque se explican por sí solas, pero dedicaré unas líneas a las dos últimas.
Muchos especialistas explicaron, con razonamientos lógicos, que si Trump lograba evitar el impeachment saldría fortalecido y eso quedó en la historia, vaya, en la historia de un juicio sin testigos y pruebas documentales, pero esa es la ley… en Norteamérica.
No obstante, se esperaba que el Potus cumpliera las promesas que lanzó durante su campaña o que, al menos, honrara algunas de ellas, cuyos resultados, al día de hoy, son aproximadamente estos:
• El muro en la frontera común con México ni se ha terminado de construir y ya se está cayendo, todo ello a pesar de haber invocado la ley de emergencia nacional para recabar fondos, ya que evidentemente los mexicanos no le van a dar un puto peso.
• Las guerras de sanciones contra Rusia y comercial (aranceles) contra China ni se acercan a ser consideradas parejas, porque para los conocedores de la materia eran «guerras perdidas» antes de haberlas echado y ninguna de las dos potencias se ha montado en el carrusel gringo.
• El Potus asesinó a Suleiman (craso error político) y se salió del acuerdo nuclear, todo ello encabronó a Irán y este decidió comenzar a enriquecer su uranio, no sin antes darle un «trastazo» a una base militar gringa que «no nos causó ningún daño…», dijo el Potus, hasta que días más tarde reconoció las víctimas y todo el mundo calladito después de sombrerazo persa.
• En cuanto a la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte), no hay mucho que decir, el Potus se reunió con Kim Jong-un, pretendió hacer ver que lo había agitado y parece que sí… el jovenzuelo acaba de hacer, a principios de este mes, tres pruebas de lanzamientos de misiles, nada, política exterior coreana: «me sofocas y te meto más duro», algo que los del sur de esa península saben bien.
• Cuba, Venezuela y Nicaragua, a pesar de «los paquetes de herramientas», viejas y nuevas, para «apretar tuercas» se mantienen incólumes y mostrando la unidad monolítica de sus pueblos con sus fuerzas armadas como premisa de la resistencia y la victoria.
• A mediados de 2019, la economía norteamericana, al menos en números, enseñaba una ligera mejoría con el incremento de empleos (de bajos salarios), pero hoy la realidad es otra, ya que las bolsas caen, nadie ve el fondo y la recesión amenaza con prolongarse en el tiempo.
• Trump no ha tenido «su guerra», en realidad, es tan torpe que ha pretendido fajarse con todos a la vez y, como es lógico, no ha ganado nada, pero ello es precisamente lo que lo hace más peligroso, de ahí que sea ingenuo descartar cualquier acción aislada (asesinatos selectivos o «golpes quirúrgicos») contra alguno o algunos de los «rincones oscuros» de este hemisferio, léase Cuba, Venezuela y Nicaragua. De hecho, Trump acaba de actuar como lo que es, un mafioso, y le ha puesto precio a la cabeza de Nicolás Maduro, lo que solo significa que trata de hacer «su guerra» con las manos de otros, a la usanza del viejo Oeste.
El Covid 19 es el peor enemigo al que se enfrenta el Potus y como Estados Unidos no se permite ser segundo de nadie, ahora mismo son los primeros del mundo en la cifra de contagiados; todos saben que Trump, por su ineptitud e indolencia, es el responsable de la tardía reacción del gobierno ante las alertas de los especialistas, lo que presupone dos preguntas: ¿tiene Estados Unidos la vacuna y la pretendida compra de la farmacéutica alemana fue solo una finta? ¿estamos presenciando un Maine o un 9/11?
Cualquier punto de los analizados lleva una matriz implícita y convergente: impopularidad/ajuste de cuentas ante las urnas/pérdida del ciclo republicano. Por ello viene el mayor de los peligros: estado de emergencia/suspensión de las elecciones/prolongación en el poder mientras llega la cura del “inusitado” virus.
La Mala Palabra en esta historia ya está planteada, mientras queda esperar por el desenlace, alertar, difundir, denunciar, resistir y vencer, no hay de otra ante tanto poder desplegado.
A nuestro juicio, todo puede ser, Trump es tan hijo’eputa que no le importaría sacrificar la vida de miles de norteamericanos con tal de dar «el golpe de la sanación» y asegurar su reelección.
Para el resto del mundo, los enfermos y sus familias, y los sanos, nuestros sinceros parabienes y este mensaje de alerta, porque a Trump solo le importa Trump.
*Editor de La Mala Palabra.
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