
Por Conte Nieves*
Ponerse en el lugar del otro es una frase expresada frecuentemente por psicólogos, psiquiatras y en general por especialistas dedicados al comportamiento del ser humano. Ponerse en el lugar del otro significa en lenguaje coloquial, “calzarse los zapatos de otra persona”.
Pero, si hay en la vida algo difícil es el tener la capacidad de tratar de sentir, pensar, y actuar como lo hace otra persona, para comprender las decisiones y actuaciones de esta.
Llevemos la frase ponerse en el lugar del otro al escenario pandémico de la Covid – 19 que vivimos actualmente y hagamos un esfuerzo mental para situarnos en el lugar de médicos, enfermeras, laboratoristas, técnicos, auxiliares de limpieza, pantristas, choferes, personal administrativo y cuadros de dirección y todos aquellos que de una forma u otra han estado vinculados en estos arduos meses de enfrentamiento a la Covid – 19, laborando en las zonas rojas de los hospitales, centros de investigaciones, como personal de apoyo y en la dirección del enfrentamiento a esta enfermedad.
En el caso de los que laboran en las zonas rojas o vinculados a contagiados, todos ponen en peligro sus vidas y esto no es una mera frase. Están sometidos al ciclo de cuarentena una vez que sus “tripulaciones” son rotadas y, por ende, además de tener la seria preocupación de no contaminar a sus familiares (esposos, hijos, madres, padres, abuelos, etc.) emocionalmente han sentido el distanciamiento afectivo de dejarlos atrás y complacerse con solo escuchar sus voces por el auricular de celulares y teléfonos. Han sentido angustia y las lágrimas han corrido por sus mejillas sin importar sexo, ante la disyuntiva de salvar vidas o preservarse; y la decisión ha sido salvar vidas.
También han estado expuestos a riesgos los que desde otros escalones del sistema de salud contribuyen al enfrentamiento de la Covid – 19 en centros de aislamientos para contactos y sospechosos, la atención primaria, policlínicos, y el personal de apoyo de todo tipo. Comentaba una doctora especialista en MGI médica de la familia: “A diario corremos riesgos, porque no sabemos, que puede tener el paciente que llega”. Cuestión cierta.
Necesaria mención hay que hacer de las fuerzas del Minint y las FAR que día y noche han estado cuidando la tranquilidad ciudadana y el orden a riesgo de ser contaminados. Y otros muchos, que tal vez se nos escape referencias.
Lo invito a ponerse en el lugar de cada uno ellos y percatémonos del heroísmo masivo de todas estas personas que pueden ser un vecino suyo o familiar. ¿Si correspondiera a Ud. estar en una de esas posiciones del enfrentamiento a la Covid -19, cómo le agradaría que actuaran los demás ante tamaño esfuerzo y sacrificio suyo?
Si Ud. deja su niñita o niñito de meses y se separa de su mamá o abuela enferma, o no puede ponerse en contacto físico con ninguno de sus seres queridos, cómo le gustaría que actuaran los demás a efecto de luchar por reducir y eliminar esta fantasmagórica enfermedad, que se ha convertido en la pesadilla del mundo. De seguro quisiera que las cosas se hicieran bien, desearía que las personas se cuidaran y evitaran llegar a los centros de aislamiento y mucho más a las zonas rojas. Luego, póngase en el lugar de ellos.
Siempre habrá indolentes e ignorantes que violarán todo lo necesario a hacer para no enfermar, pero cuidado, que sin que cunda el pánico, a ellos perfectamente les pudiera tocar el mal momento de estar contagiados. Este tipo de personas son los menos, y forman parte del grupo que tienen incapacidad para ponerse y evaluar el lugar del otro. Indolentes e ignorantes son especímenes que existen en todas partes del orbe.
Y si hablamos de ponerse en el lugar del otro y en aras de ser justo, ahora lo invito a situarse en el lugar de los dirigentes del Partido y el Gobierno y funcionarios en general, que han tenido sobre sus hombros llevar la dirección exitosa del enfrentamiento a la Covid – 19. Se imagina la enorme responsabilidad de evitar la pérdida de vidas humanas. Trate de situarse en la posición de ellos, ¿qué sentiría y pensaría y cómo actuaría Ud.? Este grupo de personas han actuado con un sentido de responsabilidad extraordinario, como siempre ha hecho la dirección de la Revolución Cubana, en contraste con el actuar de los gobiernos de otros países, incluso de aquellos países con abundantes riquezas.
Los vinculados con el enfrentamiento a la Covid – 19, tienen rostros de cansancio, ojeras, expresiones de preocupación y el enorme esfuerzo por cada día hacer lo que corresponde. No se trata de una apología a estas personas. Es que han sido meses de presión, de excesiva carga psíquica y física, y también de separación obligada de la familia. Pero se ha actuado con sentido del deber y de forma brillante e inteligente, en medio de la hostilidad asfixiante del gobierno de Estados Unidos.
Por eso es importante ponerse en el lugar del otro, calzar los zapatos del otro, para entender y comprender cómo es obligado actuar bien, actuar correctamente en medio de la Pandemia. Pero esta sugerencia, consejo o recomendación, es válida para la vida en general. No pierda de vista que para saber por dónde andan las cosas es imprescindible ponerse en el lugar del otro.
Faltaría, para cerrar las ideas, decir algo muy importante que pudiera molestar a los mercenarios que viven en nuestro país y que apoyan al gobierno de Estados Unidos y a los enemigos de la Revolución Cubana en general. ¿Si Uds. se contagian acudirán a Washington a curarse o a un centro de salud cubano?
Auguraron por Londres, en un centro de investigaciones o académico, que la Pandemia barrería en Cuba. Ilusos. Se olvidaron que este es el pueblo de Martí, Fidel y Raúl. Un pueblo sacrificado, esforzado y lleno de victorias. Y ahora, una vez más, el aporte de los científicos cubanos que, de seguro, hará que el virus salga trasquilado. Estos resultados deprimen y molestan a los enemigos de la Revolución Cubana.
Pues bien, a ponernos en el lugar del otro y todo será mejor y actuaremos consecuentemente con las situaciones que enfrentemos. De esta también saldremos bien parados y vencedores.
*Colaborador de La Mala Palabra.