Por Conte Nieves*
No es común observar a una presidenta rendir cuentas ante el Senado de su país en calidad de acusada. Sin embargo, miles de personas pudimos ver con asombro, a través de las trasmisiones televisivas, la sesión de comparecencia en su defensa ante el impeachment, seguido a ella por esa instancia legislativa, que había sido aprobado en mayo del presente año, provocando la suspensión de la presidenta en sus funciones.
Estamos convencidos, desde que se originó dicho proceso ante la Cámara de Diputados el 2 de diciembre de 2015, que se trataba de una lucha por el poder desde posiciones truculentas y mafiosas. Sigue leyendo