Por Félix Edmundo Díaz @feddefe*
Hace unos meses, Conte Nieves me hizo saber su interés de colaborarme con algunos escritos en La Mala Palabra y no dudé en responderle afirmativamente, por dos sencillas razones: a) es mi hermano de ideas, y b) es una persona especial (criterio compartido por los que han tenido el privilegio de conocerle).
Fue en ese contexto que, sin recordar particularmente cómo, surgió el nombre de Ana Belén Montes (Ana Montes o ABM) e, inmediatamente (con la inmediatez que presupone el viaje de una memoria flash desde Cuba a Europa y regresar), comenzamos a intercambiar ideas sobre la puertorriqueña. Sigue leyendo