
Por Félix Edmundo Díaz @feddefe*
Creo haberles dicho que soy “ateo de cuna”, como la mayoría de los cubanos de mi generación, la que vino detrás y, quizá, la siguiente, soy de esos que crecieron “arrullándoles” al oído los “me ca.. en Dios, cabrón” cada vez que el martillo hacía diana no en la cabeza del clavo, sino en los dedos que lo sujetaban, o cuando nuestras madres (o padres) hirviendo la leche tenían la osadía de, por diez milisegundos, apartar la vista del borde del jarro y el preciado líquido se derramaba, en fin, tampoco supe que Martí, Maceo y otros tantos próceres de nuestra independencia eran masones o católicos, o practicaban cualquier culto sincrético, porque eso no hacía falta, ya que Dios no existe.
Después con el paso de los años y los estudios (incluida la lectura de la Biblia), y el análisis y apropiación de los conocimientos, llegué a tres conclusiones: Sigue leyendo →
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