Por Félix Edmundo Díaz @feddefe*
A principios de este año expresé algunas ideas sobre la traición, en ese momento, refiriéndome
a los agentes y lacayos del imperio, señalé que ellos venían: a “jugar” con los reblandecidos y los “cansados”, descontando a los dos o tres viejos cagalitrosos que, por resentimientos personales, desamor o pérdida selectiva de la memoria, conectan el intestino delgado a la laringe y se paran en cualquier esquina a criticar “nuestros lunares”, pregonando que “antes era mejor”, cuando deberían rezar y dar gracias porque, sin un 1ro de Enero de 1959, en el mejor de los escenarios, estarían cogiendo patadas por el c… de los casquitos…, en el peor, estarían orinándose y excretándose en las mazmorras de los Ventura Novo y los Carratalá, delatando hasta a sus madres por haberlos parido.
En el título «Nadie nace traidor ni revolucionario», afirmé que estas eran actitudes ante la vida, cuyas consecuencias nos definían, mas debíamos saber que la justificación, la tolerancia, el premio inmerecido y la complacencia solo aportaban al individualismo y que la unidad era la premisa de nuestra supervivencia.
Nos guste o no, hemos de reconocer que, en parte, este Cremata es el resultado de nuestra tolerancia y del inmerecido reconocimiento, ya que en vez de “tortitas” debimos darle hace ya dos buenas patadas por el trasero, aun cuando este sea su sitio geográfico preferido para que le den…, amén de que el muy (usen una mente bien amplia) es medio hijo’eputa, salvando y disculpándome de antemano con la parte de Alberto Cremata, el Rey, que no zángano, de la Colmenita, un ser todo amor por el prójimo y todo sacrificio.
Por lo pronto, si algún cercano a Juanca lo ve, dígale de mi parte que hasta donde yo sé, Mr. President es heterosexual y está enamorado de Michelle, pero que yo puedo presentarle dos o tres morenitos que le pueden lijar todas sus estrías… si no fuera “tan joven”, podría pensar que es una de las yeguas escapadas de Resoples…
*Editor de La Mala Palabra.